The temple is the house of the Lord and, therefore, a place of prayer and recollection, where we must always appear circumspect and respectful, with a religious and serious continent, and contracted exclusively to the offices that are celebrated in it.
It is a pitiful error, and never incurred by people who have a good education, to believe that it is lawful to conduct themselves in the temple with less than circumspection, respect, and composure than in the houses of men. And in truth, it would be a grave contradiction to admit and to practice the duty of conducting oneself with dignity in a gathering and at the same time offering the example of a disrespectful conduct alien to decorum and decency, in the sacred place where the Divine Majesty resides.
From the moment we approach the door, men must take off their hats, and they ought not to wear them until after they have gone outside. Ladies should cover their heads decently from the time they arrive at the door until they leave the temple.
When entering the temple, let us take care not to distract with any noise the attention of those who are in it, nor disturb them in any way; and let us never pretend to penetrate the pews through which we cannot pass freely, however devout the intention may carry.
Inside the temple no person should be greeted from afar, and when it ought to be done near, only a slight movement of the head is licit, never stopping to shake hands, much less to talk.
Although the temple is per excellence the place of prayer, it is not licit for anyone to pray so loudly that it disturbs others.
Let us refrain from parting our gaze from the place where the offices are celebrated and fixing it on any person, especially of the opposite sex.
Let us never take a seat in the temple without at least genuflecting towards the high altar. Once genuflected and arriving at the place we will occupy, we must remain for a moment in prayer on our knees before taking our seats.
Source: Carreño, M.A. (1853). Manual of urbanity and good manners. Caracas, Venezuela.
Recommended Reading: Richmond, R. (1997-2023). Mass: The Divine Liturgy. Catholic Psychology in association with A Guide to Psychology and its Practices. Last retrieved on July 15, 2023, from https://chastitysf.com/mass.htm.
El modo de conducirnos en el templo – Original Español (Spanish) Translation
El templo es la casa del Señor y, por tanto, un lugar de oración y recogimiento, donde debemos aparecer siempre circunspectos y respetuosos, con un continente religioso y grave, y contraídos exclusivamente a los oficios que en el se celebren.
Es un error lastimoso, y en que jamás incurren las personas que poseen una buena educación, el creer que sea licito conducirse en el templo con menos circunspección, respeto y compostura que en las casas de los hombres. Y a la verdad, sería una grave contradicción el admitir y practicar el deber de manejarse dignamente en una tertulia y ofrecer al mismo tiempo el ejemplo de una conducta irrespetuosa y ajena del decoro y la decencia, en el lugar sagrado en que reside la Majestad Divina.
Desde que nos acerquemos a la puerta, los varones han de quitarse el sombrero, y no han de portarlo hasta después de haber salido a la calle. Las damas deben cubrirse decorosamente la cabeza desde que se este a la puerta y hasta que salgan del templo.
Al entrar al templo cuidemos de no distraer con ningún ruido la atención de los que en el se encuentren, ni molestarlos de ninguna manera; y jamás pretendamos penetrar en las bancas por los lugares que y están ocupados, y por los cuales no podamos pasar libremente, por muy devota que sea la intención que llevemos.
Dentro del templo no debe saludarse a ninguna persona desde lejos, y cuando ha de hacerse de cerca, tan solo es licito un ligero movimiento de cabeza, sin detenerse jamás a dar la mano ni mucho menos a conversar.
Aunque el templo es por excelencia el lugar de la oración, a ninguno le es licito rezar tan recio que perturbe a los demás.
Abstengámonos de apartar la vista del lugar donde se celebren los oficios para fijarla en ninguna persona, especialmente del otro sexo.
No tomemos nunca asiento en el templo, sin que por lo menos hayamos hecho una genuflexión hacia el altar mayor. Una vez hecha la genuflexión y al llegar al lugar que ocuparemos, debemos permanecer un momento en oración de rodillas antes de tomar asiento.
Fuente: Carreño, M.A. (1853). Manual de Urbanidad y Vuenas Maneras. Caracas, Venezuela.
Recommended Reading: Richmond, R. (1997-2023). Mass: The Divine Liturgy. Catholic Psychology in association with A Guide to Psychology and its Practices. Last retrieved on July 15, 2023, from https://chastitysf.com/mass.htm.
Original publication date 07.10.2023. Post last updated on 07.15.2023.